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Historia de Atecyr

PEDRO A. PRIETO
PEDRO A. PRIETO

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El 29 de febrero, asistí a la celebración del cincuenta aniversario de ATECYR, en la agrupación territorial de Asturias-Cantabria, invitado por Ramón Van Riet, actual presidente, que se realizó en el Mercado de Trascorrales de Oviedo. Jaime Sordo hizo un detallado recorrido por la historia de ATECYR que fue particularmente entrañable por el recuerdo de muchas personas, a través de anécdotas y fotografías, y su gran conocimiento de ese periodo, como primer presidente de la asociación regional y de la nacional.

Aunque asturiano, no llegué a pertenecer a la agrupación de Asturias-Cantabria, ya que se constituyó en 1995 y mi alta como socio fue anterior; se produjo cuando ya residía en Madrid; era el año 1987.

En respuesta a una petición de compartir cómo ha sido el ATECYR que he vivido durante estos 37 años, he tratado de sintetizar en cinco momentos el carácter de la asociación; que va unido a situaciones profesionales o personales que se entremezclan y también con la historia del sector energético en esos años.

El primer momento se refiere al contexto en que nace ATECYR y a la importancia del año 1974. Como nos recuerda Gabriel Barceló, en su documentada “Historia del frío y de la climatización en España”, el 8 de junio se constituye ATECYR en el Instituto Eduardo Torroja del CSIC. Este mismo año, en noviembre, se crea la Agencia Internacional de la Energia y la agencia francesa de la energía y, en diciembre, el Centro de Estudios de la Energía; que en el año 1984 se transforma en el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), por lo que celebra este año su cuarenta aniversario. En diciembre de 1974 también se publica el Plan Energético Nacional (1975-1985), que aprueba el Consejo de ministros en enero de 1975.

Hay un nexo común entre estos hechos; es la primera crisis del petróleo que había estallado un año antes, en 1973. La situación que se vivía en esos momentos en el país, en relación con la energía, queda bien reflejada en la exposición de motivos del decreto fundacional del Centro de Estudios de la Energía “La evolución de la oferta de la energía, hasta el pasado año, se caracterizaba por la estabilidad de precios y su disponibilidad ilimitada. Esta tendencia dio lugar a una ausencia de estímulos a escala mundial para la investigación y desarrollo de nuevas energías y para la reducción de su demanda mediante un perfeccionamiento de las tecnologías de producción, transporte y utilización. Las profundas modificaciones en el precio de la energía, así como las posibles dificultades en su aprovisionamiento, han obligado a reconsiderar los planteamientos básicos que han condicionado la evolución de la demanda. Por una parte, es preciso moderar el consumo de energía, tanto en las aplicaciones industriales, como en el transporte y en usos comerciales y domésticos. Por otra resulta necesario realizar un importante esfuerzo investigador tendente al desarrollo de nuevas energías y a la mejora de tecnologías existentes, lo que requiere como condición básica una mejor coordinación de los esfuerzos a realizar por los centros de investigación pública y privados y una adecuada orientación de los objetivos prioritarios en las investigaciones a realizar.”

Es en este contexto en el que nace ATECYR y que podríamos considerar como el inicio de la transición energética, a partir de la cual las políticas de ahorro y eficiencia energética entran en juego; afectará muy directamente al sector de la climatización y será una marca distintiva de ATECYR en el futuro.

El segundo momento es una consecuencia del primero y está relacionado con el desarrollo de una reglamentación para el sector de la climatización, especialmente orientada al ahorro y a la mejora de la eficiencia energética, en la que ATECYR ha tenido una participación muy destacada desde su fundación.

La situación producida por la escasez y el aumento del coste de la energía, como consecuencia de la crisis del petróleo, había obligado a los gobiernos europeos a adoptar medidas, recomendaciones y legislación encaminados a conseguir una utilización más racional de la energía. La revista El Instalador, en la que ya trabajaba Javier Izquierdo, hacia una extensa reseña de una jornada que, sobre ahorro de energía en los edificios, se había celebrado en el salón de actos del Ministerio de Vivienda el 10 de diciembre de 1974.

Un grupo de profesionales habían decidido estudiar la situación, exponer su propósito a la Administración y ofrecer la colaboración del sector. Entre los ponentes figuraban dos personas tan ligadas a ATECYR como Alberto Viti, con una ponencia sobre “El aislamiento térmico en la utilización racional de la energía” y Francisco Vighi, con otra titulada “Regulación y economía en los sistemas de calefacción”.

Las conclusiones fueron redactadas por Luis Felipe Rodriguez Martín, director gerente del Instituto Nacional para la Calidad de la Edificación (INCE) y catedrático de la Escuela de Arquitectura de Madrid. Que también intervino con una ponencia en la que abordó la “Repercusión en la economía española de unas normas para ahorro de energía”, donde resumía el ambiente que se vivía en esos momentos al decir: “La preocupación por un aprovechamiento más racional de la energía ha irrumpido violentamente y alcanza a todo el mundo”.

De ahí que los participantes reclamaran en sus conclusiones la redacción de normas que impusieran a los edificios de nueva construcción un mayor aislamiento térmico, sistemas de regulación parcializada para las instalaciones de calefacción, el establecimiento de normas de mantenimiento de las instalaciones de calefacción y agua caliente sanitaria que garantizaran la permanencia de su rendimiento o fomentar la investigación sobre la aplicación a los usos domésticos de nuevas fuentes de energía, especialmente de la energía solar y la energía geotérmica.

Como nos cuenta Agustín Aragón en el monográfico “Veinticinco años de energía”, publicado en 1992, pero todavía necesario, si se quiere conocer la historia y la intrahistoria de esos años, conseguir por ley que se ahorrara energía era idea de todos los gobiernos de la OCDE y, en España, se concretó en una actuación inicial, como fue el Decreto 1490/1975, de 12 de junio, por el que se establecen medidas a adoptar en las edificaciones con objeto de reducir el consumo de energía, que califica como “lleno de voluntariedad y desaciertos a partes iguales”; unos años después se perfecciona con la NBE-CT-79.

En lo que respecta a la puesta en práctica de las conclusiones relacionadas con las instalaciones de climatización, todavía habría que esperar unos años, hasta que vea la luz el Real Decreto 1618/1980, de 4 de julio, por el que se aprueba el Reglamento de instalaciones de calefacción, climatización y agua caliente sanitaria, con el fin de racionalizar su consumo energético (RICCACS), que se completa, al año siguiente, con la publicación de la Orden de 16 de julio de 1981 por la que se aprueban las instrucciones técnicas complementarias.

Sirvan estas dos menciones, sobre los inicios de la reglamentación térmica, para contextualizar lo que ha sido una actividad principal de ATECYR, hasta el día de hoy, mediante el cuidado y acompañamiento de esta reglamentación de varias formas: participando y liderando su actualización, asesorando a la Administración, formando a los técnicos a través de innumerables cursos de formación en todo el país o con la publicación de libros de comentarios y numerosas guías técnicas. Creo que la imagen de Alberto Viti, impartiendo sus clases magistrales, puede expresarlo mejor que estas palabras.

Colaboración entre IDAE y ATECYR en la realización de 22 jornadas de difusión nacional del reglamento de instalaciones térmicas en los edificios RITE (RD 1751/1998) en 1999. Participaban como ponentes Alberto Viti y Angel Sánchez de Vera, en este caso, acompañados por Jaime Sordo.

El tercer momento está relacionado con el Comité Técnico de ATECYR. No es habitual encontrar, en el ámbito de las asociaciones profesionales o empresariales, un comité del nivel, independencia y solvencia técnica que ha caracterizado y caracteriza el Comité Técnico de ATECYR. A lo que contribuye una equilibrada composición en la que participan todos los agentes del sector, entre otros: proyectistas, fabricantes, instaladores, mantenedores o profesores universitarios. Al frente del cual están profesionales de gran prestigio y dedicación como los dos últimos presidentes, los catedráticos José Manuel Pinazo y Pedro Vicente Quiles, su vicepresidente Ricardo García San José y el secretario técnico Arcadio García Lastra.

Guías técnicas sobre ahorro y eficiencia energética en climatización realizadas como colaboración IDAE-ATECYR, y elaboradas por el Comité Técnico de ATECYR, con el fin de facilitar la aplicación del nuevo RITE-2007. Es una extensa colección de referencia en el sector. La primera guía sobre el mantenimiento de las instalaciones térmicas se publicó en febrero de 2007. La más editada fue la n º 7, con los comentarios al RITE-2007. https://www.idae.es/tecnologias/eficiencia-energetica/edificacion/reglamento-de-instalaciones-termicas-de-los-0

El cuarto momento está relacionado con la capacidad de integración de ATECYR; no solo mediante la convivencia de los diferentes agentes del sector, sin perjuicio de que formen parte, a su vez, de otras asociaciones sectoriales, sino también, y esto es algo a destacar, de la participación de distintas generaciones en lo que a edades se refiere. Integra, tanto al estudiante, como al técnico joven que se inicia y que busca formación y orientación, como al profesional maduro o al jubilado que atesora un gran capital humano de conocimiento y experiencia técnica o empresarial y que quiere seguir poniéndolo al servicio de la sociedad. ATECYR ha sabido aprovechar esta gran riqueza que proporciona la gran diversidad de sus asociados, y que contrasta con la situación tan frecuente en el mercado laboral donde, a partir de cierta edad, se está pensando en el relevo generacional.

Firma de un acuerdo de colaboración en 1993, en las antiguas oficinas del IDAE en Torre Europa, para llevar a cabo actuaciones en los ámbitos de la formación tecnológica y promoción de proyectos ejemplares desde el punto de vista de la eficiencia energética. Fruto de este acuerdo fue la convocatoria de los premios IDAE/ATECYR a proyectos de ahorro de energía en instalaciones de calefacción, climatización y agua caliente sanitaria. Jaime Sordo, Francisco Mari-Pino (Presidente de ATECYR), Francisco Serrano (Director General del IDAE), Agustín Aragón (Director de la División de Residencial Servicios y Transporte del IDAE) y Julio Cano.

Y, en este recorrido, llegamos al quinto momento, que será el último; más bien por limitar la extensión del artículo que por agotamiento de los méritos de la asociación y sus miembros. Los anteriores apartados estaban más orientados al contexto o la actividad, pero este quiere resaltar la gran calidad humana y profesional de las personas que he conocido en ATECYR. He tratado personalmente con casi todos los presidentes (salvo tres), he conocido a tres socios fundadores (Gabriel Barceló, Rafael Úrculo y Francisco Vighi), a los gerentes, Ángel Gómez Heras y a la siempre atenta, eficaz y amable Ana Magdaleno. Sería imposible nombrar a todas las personas que he conocido en ATECYR. Por eso voy a mencionar a dos socios que han sido importantes en mi carrera profesional. El primero es José María Cano, que fue mi primer director, y al que puedo considerar también como mi primer maestro, no solo desde la vertiente técnica sino humana.

Con José María Cano

El segundo es al catedrático Ramón Velázquez que, junto con su equipo de la Universidad de Sevilla y con el del Ministerio de Fomento, formado por Javier Serra y el querido y recordado Rafael Salgado, trabajamos en el primer Código Técnico de la Edificación y en la certificación energética de los edificios, a finales de la década de los noventa.

Homenaje de ATECYR a Javier Serra y Rafael Salgado del Ministerio de Fomento en 2008, impulsores promotores del primer Código Técnico de la Edificación, de la certificación energética de los edificios y del RITE.

Corresponde al actual presidente de ATECYR, José Porras, liderar la estrategia de ATECYR de cara al futuro. Y esto sucede en el contexto de la transición energética, que fija el año 2050 como la meta para alcanzar una economía climáticamente neutra. Quedan veintiséis años por delante. Hemos recorrido, desde 1974, dos terceras partes del camino; nos queda el tercio restante. Si miramos hacia atrás y vemos el punto de partida, por ejemplo, releyendo el primer Plan Energético Nacional, fechado en diciembre de 1974, observamos que, de las más de quinientas páginas, solo hay un pequeño capítulo con unas veinte dedicadas al uso racional de la energía y a las energías renovables. Esto muestra, ciertamente, la dimensión del camino recorrido y del cambio experimentado en estas décadas en el ámbito energético, cuando se contrasta con los objetivos y el contenido del actual Plan Nacional Integrado de Energía y Clima PNIEC 2021-2030. Queda por construir el futuro que estará, sobre todo, en las manos de los socios más jóvenes de ATECYR, que comienzan, en estos años, su andadura profesional.

No puedo terminar sin unas palabras de agradecimiento a los dos socios fundadores Gabriel Barceló y Rafael Úrculo, por haber mantenido a lo largo de estos cincuenta años, y seguir haciéndolo con su presencia y ejemplo, tras unas destacadas carreras profesionales, el espíritu fundacional de ATECYR.

Hay unas declaraciones del primer presidente de ATECYR, Vicente Mortes, en la primera rueda de prensa que se celebró tras su constitución en enero de 1975, que recoge Gabriel en su libro y que, por su vigencia, quiero que cierren este capítulo de recuerdos: “Cada vez hacen falta más y mejores técnicos, y la única forma de mantener sus conocimientos al día es creando una organización interprofesional que se ocupe de su formación permanente, pues no hay que olvidar que las técnicas necesarias para salir airosamente del constante reto diario de la evolución tecnológica son tan recientes que, muchas de ellas, han sido descubiertas después de haber terminado nuestros profesionales sus estudios académicos”.

Madrid 29 de mayo 2024

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