Las medidas de "desescalado" del estado de alarma comenzarán probablemente a finales de abril o principios de mayo. De hecho, a partir del 14 de abril, ha retornado la actividad de las empresas y entidades del sector público y privado que desarrollan actividades no esenciales calificadas en el RD Ley 10/2020. La vuelta de la actividad al interior de los edificios, es fundamental que las instalaciones de climatización ayuden a evitar los contagios en los centros de trabajo, que podría provocar un repunte en el número de afectados por COVID-19.
Desde Atecyr queremos manifestar la necesidad de realizar cambios en las condiciones de mantenimiento y operación de las instalaciones de climatización y ventilación mientras permanezca esta situación de emergencia sanitaria. En este sentido, instamos al sector a aplicar las recomendaciones que hemos publicado a nivel europeo en la Federación de Asociaciones Europeas REHVA, disponibles en español en nuestra página www.atecyr.org
La prevención del contagio del Coronavirus SARS-2 debe ser la prioridad al operar las instalaciones de edificios no sanitarios como comercios, hoteles, oficinas, restaurantes y centros educativos. Para priorizar la seguridad de los usuarios ante el contagio se debe cambiar el modo de funcionamiento de las instalaciones, dejando en un segundo plano tanto el bienestar térmico como la eficiencia energética. En función de las características de las instalaciones existentes es posible que se deba limitar la ocupación e incluso redistribuir los puestos de trabajo.
Las instalaciones deben reducir el riesgo de que una persona infectada, que podría ser asintomática, contagie a otros usuarios que estén en el mismo espacio. Además, determinados sistemas de climatización, podrían expandir el coronavirus a otras zonas del edificio, aumentando el riesgo de contagio a personas sanas que puedan estar alejadas de personas infectadas. La higiene y desinfección de suelos, muebles, equipos, etc., es muy importante porque elimina el coronavirus en las superficies que pudieran estar contaminadas por contacto directo o por partículas o gotas con coronavirus que se hayan depositado después de estar unos minutos o incluso horas en el aire. Las instalaciones deben centrarse en que los virus que pudieran estar en gotas o partículas en suspensión, no afecten a otros usuarios, transmitiéndoles la infección.
El riesgo del contagio en los edificios se reduce de forma importante con una adecuada ventilación de las estancias. Si la instalación es muy antigua y no dispone de ventilación forzada, lo más adecuado será parar su funcionamiento y optar por abrir en lo posible las ventanas y puertas: la denominada ventilación natural. Las instalaciones de climatización de los edificios realizadas en los últimos 20 años realizan la función de ventilar los espacios impulsando el aire exterior a las estancias impulsando y extrayendo el aire, para su renovación. Desde la Guía de REHVA, las asociaciones técnicas europeas, recomendamos una ventilación mínima de 10 l/s por ocupante. Se debe maximizar la ventilación, para llegar a la renovación de aire recomendada, siendo recomendable siempre que sea posible trabajar sin recirculación, esto es, con todo aire exterior, como se hace en los quirófanos. Si no se alcanza la renovación mínima de aire, se deberá reducir la ocupación máxima simultánea de los espacios.
Los caudales de ventilación necesarios se deben realizar con la mínima velocidad del aire, ya que las corrientes de aire pueden mantener en suspensión las partículas y gotas donde se encuentra el coronavirus, aumentando el riesgo de contagio. Aquí aparece un reto importante: necesitamos ventilar, pero evitando corrientes de aire, esto es, con la menor velocidad de aire posible. Es conveniente evitar corrientes de aire, moviendo los difusores hacia las paredes o zonas sin ocupación. Las unidades terminales de recirculación como fancoils y splits, deben apagarse o, como mucho, funcionar con el ventilador a la mínima velocidad.
Además, las corrientes de aire pueden mover los pequeños aerosoles con coronavirus que produzca una persona contagiada hacia la zona donde pueda encontrarse una persona sana, contagiándola. La prevención del contagio, no depende sólo de establecer una distancia mínima entre personas, sino que las corrientes de aire ayuden a eliminar el coronavirus y no a diseminarlo por las estancias. El análisis de las direcciones de las corrientes de aire puede recomendar mover la posición de los puestos de trabajo.
A continuación, se resumen de medidas prácticas para la operación de instalaciones térmicas en la edificación que recomendamos las asociaciones de técnicos de climatización a nivel europeo:
Medidas extraidas del documento de REHVA sobre cómo operar y utilizar instalaciones térmicas en edificios para prevenir la propagación del coronavirus (COVID-19) (SARS-CoV-2) en los lugares de trabajo.
Pedro Vicente Quiles
Vicepresidente Ejecutivo del Comité Técnico de Atecyr