El pasado miércoles 27 de mayo se celebró el cuarto laboratorio preparatorio de la cuarta edición del FORO DE LAS CIUDADES DE MADRID, que se enmarca en el FORO MEDIO AMBIENTE Y SOSTENIBILIDAD, organizado por IFEMA. En esta ocasión un grupo de expertos de España, México y Perú analizaron si las ciudades están preparadas para responder a las demandas de la infancia, ofreciendo espacios públicos de calidad, seguridad y lugares para el aprendizaje y la igualdad.
Generalmente celebrados a puerta cerrada, este laboratorio se celebró de manera virtual y en abierto al público, dado que existe un amplio interés por seguirlos en directo o visionarlos en diferido, ya que todos se suben íntegramente al canal de YouTube del Foro de las Ciudades de Madrid. El nuevo escenario que dibuja la era post-covid ofrece una oportunidad para reconfigurar las ciudades y devolver el espacio público —hasta ahora en gran medida acaparado por el automóvil— a los ciudadanos. Lo que argumentan los expertos es: si la pandemia va a transformar por completo el modo en que vivimos, la pregunta que los urbanistas deben plantearse es cómo hacer que estos cambios sean a mejor, cómo repensar las urbes para que sean ahora más sostenibles, resilientes, seguras e inclusivas.
Así lo recalcaron los diferentes especialistas que intervinieron en el debate. Bajo el título “Ciudad Diversa. Espacio público para el juego y el aprendizaje”. La conversación se desarrolló en torno a la infancia y su derecho a participar de la ciudad y sus dinámicas, recuperando su autonomía, tiempo y espacio para el juego libre.
Participaron en la sesión: Javier González Patiño, profesor de la Facultad de Educación de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y miembro de la Cátedra Unesco de Educación para la Justicia Social; Lucía Losoviz, responsable de Políticas Locales de Infancia y Participación en el Comité Español de UNICEF y de la red Ciudades Amigas de la Infancia; Marta Román, geógrafa, miembro de la consultora gea21, docente, articulista y conferenciante en temas de perspectivas de género y de generación en el urbanismo; Karina Gutiérrez, responsable de Dinamización Vecinal del área de Compromiso Social de Distrito Castellana Norte (DCN); Miren Jiménez, presidenta de la Asociación Española de Fabricantes de Mobiliario Urbano y Parques Infantiles, AFAMOUR; Juan Carlos Rojo Carrascal, profesor de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Sinaloa (México), asesor de CIDEU (Centro Iberoamericano de Desarrollo Estratégico Urbano), presidente de Integra Comunidad SC y promotor de la Ciudad de los Niños en Cuiacán; Vanesa Lainez, de Urban95 en Lima y coordinadora de Programas en Perú de la Fundación Bernard van Leer, y Lola González, directora de FSMS.
Entre las principales conclusiones, se destacó la necesidad de hacer que los niños y las niñas, así como los adolescentes, vuelvan a sentir el espacio urbano como suyo. “Que las ciudades les pertenezcan, que los niños tengan presencia autónoma. Tienen que poder jugar con sus iguales sin que estén constantemente vigilados por los adultos”, dijo Marta Román de gea21.
Esto pasa por recuperar la seguridad en las calles, lo que exige restar espacio al coche privado y dárselo a las personas, de manera que se fomente, además la vida en la calle, el comercio local y, en definitiva, la cohesión social en los barrios. “Necesitamos a toda la ciudad para criar a un niño. De ahí la importancia de los espacios conectores, de que las calles se compartan. Tienen que volver a ser sinónimo de seguridad, de justicia espacial”, dijo Vanesa Lainez de Urban95 Perú.
A lo largo de la charla se puso en valor el juego, y no sólo como derecho fundamental para el desarrollo de las capacidades de la infancia, sino también como una herramienta clave para favorecer la igualdad y la inclusión en la sociedad, además de proporcionar estabilidad. “En situaciones de emergencia hemos visto que el juego y la recreación proporciona estabilidad, esperanza, sentido de normalidad”, aseguró Lucía Losoviz de UNICEF.
Pero ¿Qué es jugar? Jugar no significa realizar una actividad preconfigurada, donde los niños y niñas disfruten durante un tiempo delimitado y bajo la vigilancia de un adulto. “Les inscribimos en formatos de juego acotados y eso no es juego. El juego no tiene un fin. El momento en que planteamos un fin deja de ser juego”, señaló Javier González de la UAM.
Respecto a las políticas públicas que se deben tomar para empoderar a los niños y niñas para que vuelvan a “tomar las calles”, los ponentes incidieron en la visión global, holística, que debe contemplar la planificación urbana, en tanto que la ciudad es “un continuo” y no se debe concebir de manera compartimentada en islas o espacios específicos para el ocio. Así lo expuso Juan Carlos Rojo de la Universidad Autónoma de Sinaloa: “debemos concebir el espacio público como uno solo, con una continuidad. Si decimos espacio público a la plaza o al parque, todo lo demás no lo concebimos como espacio público. Los coches segregan la ciudad, y el espacio que ocupan se convierte en privado”.
Otro de los grandes temas que protagonizaron el debate fue la participación de la infancia en la toma de decisiones sobre la ciudad que habitan. “Las mujeres, los niños y las niñas han sido históricamente invisibles en las decisiones sobre la vida urbana, y por eso hay que cuidar y mejorar el espacio público, que es al fin y al cabo un espacio de relación entre las personas”, recalcó Lola González, Directora de FSMS. En este sentido, Karina Gutiérrez de DCN manifestó la urgencia de entender la participación como “ser parte de y conocer al otro” y de experimentar el “laboratorio vivo que nos da la ciudad”.
En conclusión, Miren Jiménez (AFAMOUR) alegó que “tenemos una situación económica que va a perjudicar a muchísima gente. Es el momento de repensar muchas cosas. Nada va a ser como antes: puede ser mejor o peor. Hagamos que sea mejor, lo que pasará por una mayor exigencia de transparencia y por abandonar el ‘yo’ para ir al nosotros”.