La crisis de la Covid19 ha generado una gran incertidumbre en torno al impacto que pueden sufrir las políticas medioambientales y, concretamente, la economía circular. El temor ante la posibilidad de que éstas se vean desatendidas viene fundado en las consecuencias de la última crisis financiera, donde muchas empresas y administraciones relajaron sus compromisos medioambientales para priorizar otras temáticas.
Actualmente disponemos de indicadores que nos invitan a pensar que esta situación no se repetirá en esta ocasión, y es que todas las tendencias que pueden observarse en normativas y estrategias europeas y españolas se dirigen hacia todo lo contrario gracias a la potencial rentabilidad económica, social y medio ambiental de las políticas verdes en Europa.
La reciente publicación del borrador del Plan Nacional de Acción Contra el Clima 2021-2030 incluye en su interior una alusión a la crisis de la Covid19 y los aprendizajes obtenidos en la misma. De ello, podemos destacar reflexiones como: “la pandemia por Covid-19 ha puesto en evidencia la fragilidad de nuestras sociedades ante amenazas de carácter global” y, sin duda, el cambio climático es una amenaza global.
También resulta interesante la reflexión: “sobre la importancia de anticiparse a los impactos esperables: una adecuada preparación ante los riesgos evita que nos sobrepasen y limita los impactos sufridos cuando llegan los episodios de crisis”. Ante esto, los servicios de emergencia y protección civil están teniendo un papel inestimable de cara a las difíciles situaciones provocadas por la pandemia.
Así mismo, de esta misma publicación cabe destacar: “sobre el papel protector de la naturaleza: la conservación de sistemas naturales sanos nos proporciona protección contra las zoonosis, como la Covid-19, pero también contra los efectos del cambio climático. En el campo de la adaptación, las denominadas ‘soluciones basadas en la naturaleza’, buscan precisamente sacar el mejor partido de ese papel protector.” Así pues, se desprende claramente que esta crisis global precede a otra que podría ser aún mayor si no conseguimos anticiparnos.
Convertir la amenaza de la post-crisis del Covid19 en una oportunidad de cambio
Teniendo en cuenta estos aprendizajes, es momento de plantearse la necesidad de un cambio radical de rumbo a fin de anticiparnos a futuras crisis. Sin embargo, estos cambios a nivel global son muy complicados de coordinar y su éxito es muy dudoso. Pero sí podemos proponer un cambio de rumbo de curva suave aunque tenaz en el tiempo y una estrategia clara para combatir el cambio climático.
Aquí es donde entran las políticas europeas contra el cambio climático y nuestro compromiso para tener una economía des-carbonizada en 2050. Precisamente, tanto el Green Deal como el Plan de acción para la economía circular presentadas recientemente por la Comisión Europea tratan de dar respuesta y visibilidad a estas acciones contra el cambio climático, que además nacen con la idea de que sea justa, económicamente viable y como palanca global, esto es, que no influya solamente al ámbito de la Unión Europea.
Para producir estos cambios se requiere de la participación de todos los actores, una colaboración estrecha público-privada y, sobre todo, una convicción de que es la línea de actuación correcta. La convicción ya la tenemos: las encuestas europeas indican una profunda preocupación de los ciudadanos por el medio ambiente y el cambio climático.
Ya antes de la crisis, los empleos denominados “verdes” en la Unión Europea habían crecido un 6% en los últimos 5 años (Dato DG GROW), por lo que se iba mostrando esa tendencia hacia una Europa más verde y rentable.
Teniendo en cuenta todos estos factores, para reactivar la economía post-crisis hará falta inyectar una cantidad ingente de capital a los sistemas de los países. Es el momento de direccionar ese capital para transformar definitivamente la economía lineal actual en una economía circular y apoyar firmemente los objetivos de des-carbonización.
La economía circular, clave en la construcción
La aportación a esta causa desde un punto de vista de los materiales de construcción recae en las tecnologías de fabricación de materiales de construcción, las cuales se han sofisticado en grado máximo, con una apuesta por la eficiencia energética y la sostenibilidad. El eco-diseño es ya clave en la selección de nuevos proyectos (procesos de fabricación, materias primas, transporte, instalación, vida útil, deconstrucción, reciclaje, …) para reducir el impacto ambiental de los productos y sistemas a lo largo de todo su ciclo de vida.
Además, se desarrollan tecnologías para cerrar el círculo de los materiales que anteriormente lo tenían abierto. Lo que se pretende es consumir menos materias primas y menos energía en su fabricación, generar menos residuos (Saint-Gobain mantiene un objetivo de 0 residuos no valorizables en 2050, compartiendo los objetivos europeos y españoles de des-carbonización en 2050). Además, en Saint-Gobain se trabaja en la búsqueda de sistemas constructivos que doten a las construcciones de una eficiencia energética máxima y se investiga para la inclusión de nuevos materiales y sistemas que mejoren la eficiencia energética de los edificios, su aislamiento térmico y acústico, la calidad del aire interior y en definitiva su nivel de confort.
Plan de acción para la economía circular
Las actuales tendencias europeas están haciendo que sean modificadas diversas normas de fabricación, entre ellas las que se refieren a los materiales de construcción. La Comisión Europea va a incluir en todos los documentos normativos requisitos para expresar la característica esencial ‘Sostenibilidad ambiental’, requisitos que se incluyen en la norma horizontal EN 15804: 2019 [Sostenibilidad en la construcción. Declaraciones ambientales de Producto. Reglas de categoría de producto básicas para productos de construcción]. Esta norma va a afectar directamente a la fabricación de materiales de construcción y solo los más sostenibles podrán permanecer en el mercado tras un periodo de transición, por lo que, hoy en día, es ya una realidad en nuestro sector. En el plan de acción para la economía circular de la Comisión Europea también se expresa en estos términos. Por ello, tanto ISOVER como Placo®, están preparados para este desafío con toda su gama de productos, la cual está respaldada con una eco-etiqueta tipo III, certificadas externamente, como son las Declaraciones Ambientales de Producto tras el análisis de su ciclo de vida.
Así mismo, con la muy reciente entrada en vigor del nuevo Código Técnico de Edificación, se pone de manifiesto la importancia que tienen los materiales de construcción para conseguir unas buenas prestaciones del edificio. Y qué decir de su importancia en las certificaciones sostenibles, algo que debería generalizarse en la construcción española y europea. Todos debemos colaborar y remar en la misma dirección para que este cambio de paradigma se convierta en realidad.
Medidas post-Covid19 para luchar contra el cambio climático
Así pues, como conclusión, estamos ahora mismo en un cruce de caminos y tras la salida de la crisis de la Covid19 hay que tomar una decisión sobre qué dirección tomar. Es necesario aprovechar esta encrucijada para salir reforzados en la lucha contra el cambio climático. Que la inyección de liquidez sirva para el cambio definitivo hacia una economía circular y bascular muchos empleos en esa dirección. Desde un punto de vista de la construcción, será de vital importancia los materiales sostenibles que en este caso aportan tanto ISOVER como Placo®, gracias al eco-diseño, análisis del ciclo de vida y las prestaciones que dotan a las edificaciones. Un sector de la construcción y de la fabricación de materiales de construcción más sostenible y circular es vital para conseguir los ambiciosos objetivos que nos hemos planteado.