Durante el verano pasamos cerca de 6 horas a la semana en nuestras zonas exteriores (jardines, terrazas, balcones). Es un periodo del año que apetece disfrutar de estos espacios y, por ello, debemos acondicionarlos y preparar las instalaciones para aprovechar al máximo el buen tiempo.
Para conseguir un mayor cuidado en el jardín es imprescindible tener instalado un buen grifo exterior que ofrezca las mejores prestaciones pero que, a la vez, reduzca el consumo de agua. Por ejemplo, para mantener un jardín con césped natural es necesario, como media, 6 litros por día y metro cuadrado, lo que implica un gasto de 400-600€ al año. Por todo ello, es aconsejable instalar grifos con altas prestaciones, que eviten pérdidas de agua y aumenten el ahorro energético.
Una de las principales características de los grifos de jardín de ARCO es su fabricación con latón europeo, certificado para su uso en contacto con agua potable. Su durabilidad, resistencia y capacidad para un uso regular lo convierten en una de las mejores soluciones para la jardinería.
Los modelos Grifo Jardín de Uso Intensivo de ARCO, por su diseño y materiales son óptimos para instalaciones exteriores de fontanería como jardines, terrazas, etc. El diseño de un solo cuerpo junto con el mando recubierto de Epoxi, no sólo permite una fácil instalación y máxima suavidad en su apertura y cierre, sino que, gracias a la boquilla reforzada para la manguera, permite una conexión mucho más rápida y sin goteos. Además, tienen una larga durabilidad y máxima resistencia a la intemperie.
Los grifos para el jardín pueden instalarse con placa de pared (atornillando la base de fijación del grifo sobre la pared) o embutidos en el muro. No obstante, para disfrutar de una instalación segura, duradera y eficaz a la hora de soportar el caudal de agua necesaria para el riego, se debe tener en cuenta los aspectos y pasos que tienen ambas instalaciones.